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Argentina - Población

Demografía


La población de la Argentina censada en noviembre de 2001 ascendía a 36.260.130 habitantes (el 0,59% de la población mundial). Aunque la posterior corrección de población por cobertura y conciliación censal que realizó el INDEC llevó a la población a 37.282.970 habitantes en el mismo período. La estimación al 30 de junio de 2006 es de 38.970.611 habitantes, con una densidad media de 14 hab/km² (sin considerar la superficie reclamada de la Antártida Argentina e Islas del Atlántico Sur).

El ritmo de crecimiento poblacional viene descendiendo con el correr de las décadas. Así en el período 1981-1991, la tasa de crecimiento medio anual fue de 14,7‰ y en el decenio 1991-2001, apenas del 10,1‰.

El país registró en los comienzos del siglo XX altas tasas de crecimiento poblacional, debido a los procesos de inmigración sumado a un alto crecimiento vegetativo que durante este siglo se vio estabilizado y en continuo descenso (a excepción del quinquenio 1970-1975). Desde la década del 60´ aproximadamente, el crecimiento total es el resultado de la diferencia entre la tasa bruta de natalidad y la tasa bruta de mortalidad.

Debido de la evolución de las tasas de mortalidad y el flujo migratorio internacional, el índice de masculinidad muestra un constante descenso desde mediados del siglo XX: de 105 varones por cada 100 mujeres a 94,9 por cada 100 para 2001. Del total de la población (según el censo de 2001) un 51,3% son mujeres y un 48,7% son varones.

Una característica que refleja a la población argentina es su envejecimiento. Se considera internacionalmente que una población es envejecida cuando el grupo de edad de 65 años y más supera el 7% de la población total. El país alcanzó esta cifra en 1970. Históricamente y debido a las relativas bajas tasas de natalidad y de crecimiento poblacional comparadas con las de otros países de América Latina, han hecho a la Argentina el tercer país más envejecido de la región, después de Uruguay y Cuba. En 2001, la población de 14 años o menos fue del 27,7% y la población entre 15 a 64 años del 62,4%. La población de 60 años o más alcanzó el 13,4% y la de 65 años o más, el 9,9% y las estimaciones para 2005 del INDEC arrojan valores de 13,8% y 10,1% respectivamente.

El fenomeno de la emigración que se hizo presente por el colapso económico de 2001, hizo que miles de argentinos emigraran en busca de mejores perspectivas económicas; la mayoría habría partido rumbo a Europa, sobre todo a España e Italia y también hacia Estados Unidos. Emigraciones semejantes habían tenido lugar en distintos períodos (sobre todo entre 1976 y 1983), debido a las reiteradas crisis económicas y a la dictadura militar. Según los resultados que el INDEC obtuvo del último censo de 2001, el saldo migratorio fue negativo en el quinquenio 1995-2000 y lo mismo estimó para el quinquenio 2000-2005 revirtiendo así el histórico saldo positivo del país.

Desde hace varios años y de forma consecutiva, la Argentina viene liderando el Índice de Desarrollo Humano en América Latina. Este índice elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) la consolida en el año 2006, una vez más, como el país con mejor calidad de vida de la región con un índice de 0,863. A nivel mundial se sitúa en el puesto 36 dentro de los 177 países que participan en el ranking, y dentro de los 63 países catalogados según el indicador como de “alto desarrollo humano”.

Salud

La Argentina se encuentra en el puesto 49 de 191 países, por su desempeño general del sistema de salud según un informe de la Organización Mundial de la Salud.

La salud se conforma del sistema de salud público, el sistema de obras sociales y el de la salud privada. Alrededor de un 37,6% de la población se atiende por el sistema público y un 51,52% por obras sociales.

El Ministerio de Salud de la Nación es el encargado de la regulación de programas abocados a la tarea. En la actualidad, cuenta con doce proyectos activos, entre ellos, propuestas antitabaco, lucha contra el SIDA y programas contra el dengue.

El porcentaje del gasto en salud correspondiente al PBI fue de un 8,9% en 2003. Además, el país cuenta con una proporción favorable de 3,01 médicos por cada mil habitantes.

De las enfermedades que pueden ser prevenidas por vacunación, se presentan casos de Parotiditis, Tos ferina y Tétano, con ningún caso de fiebre amarilla.

Las enfermedades que más afectan a la población incluyen el Mal de Chagas, el SIDA y la tuberculosis. El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) incluyó en los Objetivos de Desarrollo del Milenio para la Argentina dos metas con referencia a estas enfermedades:

META 12. Haber detenido e iniciado la reversión de la propagación del VIH/SIDA en el 2015

PNUD
META 13. Reducir la incidencia de la tuberculosis un 8% anual y la tasa de mortalidad por tuberculosis un 10% anual, y haber certificado la interrupción de la transmisión vectorial de Chagas en todo el país en el año 2015

PNUD
El Mal de Chagas tiene incidencia entre 2,5 y 3 millones de argentinos aproximadamente que la padecen, y afecta en general a la población con bajo poder adquisitivo. Sin embargo, los logros han sido importantes en la década anterior: se ha producido una disminución de 6,3% a 1,9% en el periodo 1992-2000.

Respecto a la tuberculosis, ha ido en descenso desde 1980. La tasa de incidencia en 2000 fue casi la mitad de la de aquél año y el número de casos se redujo un 28% en ese período. Entre 1990 y 2000, la tasa de mortalidad por tuberculosis bajó de 4,2 a 2,1 por cada 100 mil habitantes.

El Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA), con alrededor de 130.000 infectados, es otra enfermedad propagada en el país. El SIDA se diagnosticó por primera vez en la Argentina en 1982, y la enfermedad ha ido en avance desde entonces. La magnitud de la epidemia afecta de manera desigual a las distintas regiones del país; el 80% de los casos notificados al Programa Nacional corresponden a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y a las provincias de Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba. El Ministerio de Salud ha iniciado una campaña para la lucha contra el SIDA, con los objetivos de informar acerca de la enfermedad y proveer condones y análisis gratuitamente. Una de las motivaciones podría ser que según ONUSIDA, un 65% de los infectados desconocería su situación serológica.

El descenso lento pero sostenido de la tasa bruta de natalidad llegó a un valor de 18,2‰ en 2001. La tasa bruta de mortalidad ha presentado desde mediados del siglo XX, una tendencia descendente y ha llegado a estancarse en los últimas décadas. El valor de 2001 fue del 7,6‰, siendo las tres principales causas de mortalidad por importancia: enfermedades del sistema circulatorio, tumores malignos y enfermedades del sistema respiratorio. Para el quinquenio 2005-2010, se estima un tasa de natalidad del 17,5‰, una tasa de mortalidad del 7,8‰ y un crecimiento poblacional total del 9,7‰, debido a un saldo migratorio nulo.

La esperanza de vida alcanzó en 2001 los 73,8 años (Varones: 70 años y Mujeres 77,5 años). En el quinquenio 2005-2010 se estima un valor de 75,24 años (Varones: 71,56 años y Mujeres: 79,06 años). El constante crecimiento de la esperanza de vida se debe en parte a la notable disminución de la tasa de mortalidad infantil que alcanzó valores de 63,1‰ en 1970 hasta un 12,5‰ en 2006.

La tasa global de fecundidad, número medio de hijos por mujer, era de 3,2 en el quinquenio 1980-1985, de 2,8 en el 1990-1995, de 2,4 en el 2000-2005 y un estimado de 2,3 entre 2005-2010.

Las variables demográficas y de salud, no son homogéneas entre las distintas jurisdicciones del país. Es así como la ciudad de Buenos Aires - aglomerado urbano más envejecido del país - presenta una conformación demográfica similar a la de los países europeos distinguiéndose del resto del país: la tasa anual media de crecimiento poblacional entre 1991 y 2001 fue prácticamente nula; en 2001, la tasa de natalidad apenas alcanzó el 13,9‰ y la tasa de mortalidad el 11,1‰ con un crecimiento vegetativo de apenas el 2,8‰. La población de 14 años o menos representó el 17,5%, valor similar al de la población de 65 años o más de 17,3%. La tasa global de fecundidad fue de 1,8 hijos por mujer, (por debajo del nivel de reemplazo), siendo la única jurisdicción del país que ostenta este fenómeno. Luego están las provincias más pobladas como las de Buenos Aires, Córdoba, Entre Ríos, La Pampa, Mendoza y Santa Fe, que en general presentan variables demográficas concordantes con la de la media nacional. En otro orden, se encuentran las provincias de Catamarca, Chaco, Chubut, Corrientes, Formosa, Jujuy, La Rioja, Misiones, Neuquén, Río Negro, Salta, San Juan, San Luis, Santa Cruz, Santiago del Estero y Tucumán que a nivel general y con variaciones entre las mismas, presentan valores por sobre la media nacional: tasas de natalidad que bordean o sobrepasan el 20‰ y bajas de tasas de mortalidad. En 2001, en ellas, la población de 14 años o menos superó el 30% y la de 65 años o más, osciló entre el 5,2% y el 7,9%. En varias de estas provincias la cantidad de hijos por mujer supera el valor de 3, como en la provincia de Misiones (3,7), la más alta del país. La tasa anual media de crecimiento entre 1991 y 2001 de las provincias de Catamarca, La Rioja, Salta, San Luís y Santa Cruz superaron ampliamente el 20‰, el doble de la media nacional (10,1‰).

La mortalidad infantil también muestra heterogeneidad. Así, en 2001 la tasa de la ciudad de Buenos Aires de 9,6‰ contrastó fuertemente con el 28,9‰ de la provincia de Formosa o el 24,5‰ de Tucumán. La esperanza de vida de todas las jurisdicciones superó los 70 años, pero también existen diferencias entre el valor de la ciudad de Buenos Aires (75,9 años) que tuvo casi 6 años más de esperanza de vida que la provincia de Chaco (70 años). Otro caso particular, como el de la ciudad de Buenos Aires, es el de la provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur, donde la tasa anual media de crecimiento entre 1991 y 2001 fue de 36,5‰ (la más alta del país) que se explica por el aporte migratorio que ha recibido esta provincia, ya que la tasa de natalidad es del 17,9‰; la población de 65 años o más de 3% es la más baja del país y presenta un nivel de esperanza de vida de 74,8 años y la segunda menor tasa de mortalidad infantil del país de apenas 10,1‰.

El aborto en la Argentina es ilegal, salvo cuando se practica para "evitar un peligro para la vida o la salud" de la mujer o si el embarazo proviene de una violación de "una mujer idiota o demente". El Código Penal Argentino, castiga con 1 y 4 años de prisión tanto a la mujer que se lo practica como a la persona que realizó el procedimiento. El Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable, que fue aprobado por ley en 2002 garantiza el suministro gratuito de preservativos, anticonceptivos hormonales orales e inyectables y el dispositivo intrauterino (DIU), así como también la píldora del día despúes en hospitales y centros de atención primaria. El Ministerio de Salud estima que se realizan entre 400.000 y 500.000 abortos anuales a nivel nacional. El aborto es la principal causa de muerte materna en el país, así la tasa de mortalidad materna en 2004, según el INDEC fue de 4 por cada 10.000 nacidos vivos.

Distribución poblacional

La Argentina es a menudo descrita como un país macrocefálico, debido a la influencia casi omnipotente de su capital, Buenos Aires y por concentrar en casi 4.000 km² (0,14% de la superficie total aproximadamente) a un tercio de la población.

Con sus doce millones de habitantes, la aglomeración urbana del Gran Buenos Aires es el principal centro urbano del país ya que concentra un tercio de la población nacional y el 40% del PBI argentino. En segundo lugar se encuentra el Gran Córdoba con 1,3 millones de habitantes. Otro gran centro urbano es el Gran Rosario, que con 1,1 millones tiene el mayor porcentaje del PBI después de Buenos Aires.

Las aglomeraciones más importantes del país, de acuerdo a los datos de 2001 son:

Gran Buenos Aires (12.046.799 hab.). La ciudad de Buenos Aires es el centro político, económico y cultural del país. Por su puerto se realiza gran parte del intercambio comercial de la Argentina con el resto del mundo;
Gran Córdoba (1.368.301 hab.). La ciudad de Córdoba es llamada la Docta, por su prestigiosa y antigua universidad. Importante centro industrial y comercial;
Gran Rosario (1.161.188 hab.), centro de una gran región productiva a orillas del río Paraná. La ciudad de Rosario tiene el principal puerto agroexportador del mundo; es un polo comercial, financiero, industrial y cultural;
Gran Mendoza (848.660 hab.), en el oeste del país, núcleo de una gran región vitivinícola;
Gran San Miguel de Tucumán (738.479 hab.), principal urbe del norte argentino y ciudad donde se declaró la Independencia (1816).
Véase también: Censo de Argentina

Composición étnica
La actual población argentina es el resultado de la descendencia directa de distintas oleadas de inmigrantes, principalmente de Europa y también del mestizaje de estos con una minoría indígena originaria desde la conquista española.

Los pueblos originarios que constituyeron la base del mestizaje en la época colonial estaban divididos en tres grandes grupos: los pertenecientes al grupo de la civilización andina, principalmente aymaras, diaguitas, sanavirones y comechingones; los pertenecientes a grupo chaco-mesopotámico, principalmente la civilización guaraní, los guaycurúes y el pueblo wichí; y los pueblos de cazadores-recolectores del sur, principalmente los pueblos ranquel, tehuelche y mapuche.

Las distintas corrientes migratorias fueron:

En el período colonial:
la colonización hispánica entre los siglos XVI y XVIII, mayoritariamente masculina, que se asimiló con los nativos en un proceso de mestizaje. Los españoles tendieron a la colonización urbana y dejaron territorios sin ocupar en el Chaco, la Patagonia y la Pampa lo que incidió en forma determinante en el desarrollo demográfico.
la introducción forzada de negros llevados desde África para trabajar como esclavos en la colonia entre los siglos XVII y XVIII.
A partir del siglo XIX:

la inmigración europea fomentada por la Constitución Argentina de 1853 bajo la base del precepto alberdiano, de gobernar es poblar, destinada a generar un tejido social rural y a finalizar la ocupación de los territorios obtenidos mediante una campaña militar contra los indígenas denominada Conquista del Desierto.
la inmigración urbana, principalmente europea y en menor medida de Oriente Medio, producida durante finales del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX.
la inmigración latinoamericana, principalmente de países vecinos, más o menos continuada a lo largo del siglo XX.
las nuevas corrientes migratorias a partir de los años 1980 y 1990 provenientes del Perú, Asia y Europa oriental.
Para tener una idea del impacto de la inmigración en la demografía argentina, hay que señalar que entre 1830 y 1950, el país recibió alrededor de 6,5 millones de inmigrantes europeos — la inmigración neta fue cercana a los 4 millones de europeos —, y se constituyó como el tercer país receptor en América (después de los Estados Unidos y Canadá). El primer censo nacional de 1869 arrojó un total de 1.737.000 habitantes. En 1960 el país tenía ya un poco más de 20 millones, es decir que en 90 años había multiplicado su población inicial por 10.

Luego de la Segunda Guerra Mundial la gran inmigración transoceánica se redujo considerablemente, pero los niveles históricos de la inmigración proveniente de los países limítrofes se mantienen en la actualidad.

Regionalmente, la composición étnica de la población varía relativamente:

En la región central del país, donde se concentra la mayoría de la población nacional, la ascendencia se compone principalmente de inmigrantes europeos, especialmente italianos, españoles y en menor medida franceses, alemanes, polacos, judíos y árabes.
En la región norte y noroeste del país la población con antepasados indígenas, o españoles y africanos llegados en tiempos de la colonia, es proporcionalmente mayor a la media nacional, en parte porque era la región más poblada antes y durante la conquista española y porque recibió una menor influencia de las grandes corrientes inmigratorias europeas producidas entre 1830 y 1950.
La población actual de la Patagonia argentina se formó principalmente de las corrientes migratorias internas provenientes de la región pampeana y chilena, como también ha sido destacada la influencia de la inmigracióngalesa, suiza y alemana.

En relación a los grupos originarios, en el área chaqueña habitan comunidades de tobas, pilagás, wichis, chorotes, mocovíes, chanés, chulupíes y guaraníes de los grupos chiriguanos y tapieté. En las zonas andinas de la región noroeste de país habitan diferentes pueblos englobados en la denominación de collas, además de diaguita calchaquíes y los huarpes en Cuyo. Los tonocotés o suritas habitan en Santiago del Estero y en Tucumán se encuentran descendientes de los lules y los vilelas. Las regiones patagónicas y pampeanas son los ámbitos en que se encuentran las comunidades de los mapuches, rankulches y tehuelches. En Tierra del Fuego existen descendientes de los onas. La provincia de Misiones cuenta con comunidades mbyá guaraníes y grupos menores de chiripás y paí tavyterá también integrantes del pueblo guaraní.

Se está produciendo un proceso de renacimiento de la identidad de pueblos originarios considerados extintos, pero que han conservado algunas de sus características raciales a pesar de estar mestizados, entre ellos, los charrúas en Entre Ríos y los comechingones en Córdoba.

Por medio de la Encuesta Complementaria de Pueblos Indígenas (ECPI) 2004-2005  basada en el Censo Nacional de Población 2001 del INDEC se contabilizaron 402.921 indígenas que habitan el país, según resultados provisionales. Esto corresponde alrededor del 1% de la población total. Las personas censadas se reconocen pertenecientes o descendientes de la primera generación de algún pueblo indígena. Además, el organismo sostiene que, según los resultados, un 2,8% de los hogares argentinos tiene al menos un integrante que se reconoce perteneciente a un pueblo indígena.

A partir la década de 1930 emigrantes internos provenientes de las provincias norteñas y de las zonas rurales comenzaron a desplazarse hacia los principales centros urbanos del país —especialmente el Gran Buenos Aires— en busca de una mejor situación económica. A partir de la década de 1940 emigrantes provenientes de los países fronterizos, principalmente Paraguay, comenzaron a desplazarse hacia los centros urbanos argentinos.

Según el censo de 2001 las comunidades extranjeras más numerosas son la paraguaya (325.046), boliviana (233.464), italiana (216.718), chilena (212.419) y española (134.417). La Argentina cuenta también con importantes comunidades árabe, judía y armenia. La proporción de extranjeros se ha reducido pasando de un máximo del 30% en 1914 al 4,2% en 2001.

Véase también: Inmigración en Argentina, Indígenas de Argentina, y Población negra en Argentina

Idioma

El castellano es el único idioma oficial a nivel nacional; la provincia de Corrientes declaró en 2004 la cooficialidad del guaraní para la enseñanza y los actos de gobierno, aunque la misma no se encuentra reglamentada.

La amplitud del país, la existencia de distintos sustratos lingüísticos producidos por la variedad de lenguas amerindias y las diferentes aportaciones de las lenguas vernáculas de los inmigrantes europeos de finales del siglo XIX y comienzos del XX han dado lugar a varias modalidades dialectales diferentes. La que se reconoce como típicamente argentina fuera del país es el español rioplatense, fuertemente influido por el italiano, que presenta la particularidad de ser voseante aún en los registros más formales de la lengua. El rioplatense es el dialecto de prestigio en toda el área nacional y su influencia ha determinado que otras zonas (como la región patagónica) lo adopten, a rasgos generales con equiparación de léxico aunque con ligeras variantes fonológicas ( quizás por influjo de la inmigración chilena del siglo XX, en gran parte de la Patagonia argentina el español rioplatense es pronunciado con tonos más agudos que en Buenos Aires y aún más que en Montevideo). En el noroeste del país, por un lado y el noreste por otro lado, la influencia del quechua y del guaraní, respectivamente, ha dado origen a dialectos algo distintos, que a su vez presentan variaciones subdialectales regionales. El influjo del español chileno es perceptible en la fonología de la región de Cuyo, aunque el léxico y la gramática se han visto menos afectados. En el altiplano andino, el español andino es el dialecto de referencia. La provincia de Córdoba y en especial la capital provincial, poseen una variante fonológica singular, donde la curva de la entonación —caracterizada por el alargamiento de la vocal que precede a la sílaba acentuada, seguida de una breve interrupción de la fonación y un acento secundario— y las peculiaridades fonológicas y gramaticales son distintivas aún a primera oida. otros rasgos significativos del español hablado en Argentina, aparte de los lexicales (en los que abundan italianismos, quechuismos, guaranismos, y "araucanismos"), son el yeísmo: pronunciación de la ll y y con un valor de y consonante ( a excepción de zonas como el norte de la provincia de Corrientes en donde se suele pronunciar la ll ) y el checheo ( la interjección con valor practicamente pronominal che típicamente argentina parece ser la síntesis de palabras originarias: che en mapudungun es la palabra correspondiente a hombre y gente, mientras que en guaraní ch' es el adjetivo posesivo que corresponde al castellano mí).

El idioma guaraní (avañe'ë) cuenta con hablantes en las provincias nororientales del Chaco, Formosa, Misiones y especialmente Corrientes. El idioma quechua cuenta con gran cantidad de hablantes en la provincia de Santiago del Estero donde es denominado quichua, y también en la provincia de Jujuy, en una variedad de este idioma más similar a la que se habla en Bolivia.

En la periferia de las grandes aglomeraciones urbanas, producto de constantes migraciones del noreste argentino, de Paraguay, Bolivia y Perú, hay hablantes del guaraní, quechua y aimara.

También es de destacar la utilización de diversos dialectos fronterizos, utilizados por las poblaciones cercanas a los países limítrofes, siendo el más conocido, seguramente, el dialecto conocido por el neologismo portuñol, que es la hibridación del castellano de Argentina con el portugués de Brasil hablada por por un significativo número de personas pertenecientes a las poblaciones fronterizas de ambos países.

Religión
En la Argentina existe una amplia libertad de cultos garantizada en el artículo 15 de la Constitución Nacional, aunque el Estado reconoce un carácter preeminente a la Iglesia Católica que cuenta con un estatus jurídico diferenciado respecto al del resto de iglesias y confesiones: según la Constitución argentina (artículo 2), el Estado Nacional debe sostenerla y según el Código Civil, es jurídicamente asimilable a un ente de derecho público no estatal. Este régimen diferenciado, sin embargo, no implica elevar al catolicismo al estatus de religión oficial de la República, tal cual lo expresara la Corte Suprema de Justicia de la Nación, al establecer en el fallo "Villacampa" que el culto católico apostólico romano no reviste el carácter de religión oficial del Estado. El Vaticano y Argentina tienen firmado un concordato que regula las relaciones entre el Estado y la Iglesia Católica. Según estudios encargados por la Conferencia Episcopal Argentina, un 88% de los argentinos han sido bautizados como católicos, de los cuales el 18,5% son practicantes, pero el 35% no concurre a la iglesia.

Como en otras partes de América Latina la religión católica en Argentina ha desarrollado fuertes creencias alrededor de la figura de las vírgenes, en especial sus llamadas advocaciones, como en el caso de la Virgen de Luján en la provincia de Buenos Aires, la Virgen de Itatí en Corrientes y la Virgen del Valle en Catamarca.

Los grupos evangélicos han tenido un gran crecimiento y cuentan con 15.000 templos y unos 4 millones y medio de seguidores (12% de la población).

El 16% de la población argentina se considera no religiosa (agnósticos) y el 4% se define como atea.

Según fuentes islámicas, el número de fieles musulmanes en la Argentina sería de aproximadamente 700.000, lo que representaría alrededor del 1,5% de la población nacional. Del total, 160.000 viven en la Capital Federal y alrededores y el resto se encuentra diseminados por todo el país, existiendo concentraciones importantes en zonas como Córdoba, Mendoza, Tucumán y Rosario.

En la Argentina hay una población estimada entre 200.000 y 400.000 judíos, concentrándose la mayoría en la ciudad de Buenos Aires, y en la provincia de Entre Ríos. También hay comunidades mas pequeñas en las ciudades de Rosario, Cordoba y Tucumán. La cifra representa alrededor del 1% de la población nacional. Argentina se ubica entre los primeros cinco países con mayor comunidad judía fuera de Israel.

Otras comunidades religiosas: cristiana ortodoxa, espiritista.

Existen asimismo creencias populares de carácter religioso muy difundidas, como el culto a la Difunta Correa, la Madre María, Pancho Sierra o el Gauchito Gil.

En algunos casos y fiestas populares es posible reconocer creencias precolombinas o africanas, a veces combinadas con elementos de la religión católica romana y/o evangelicalista (ver sincretismo religioso), como la generalizada costumbre popular de arrojar el primer trago de vino a la tierra como ofrenda a la Pachamama, cuyo culto se mantiene relativamente sólido y suele identificarse con la virgen María.

Véase también: Creencias y devociones argentinas

Educación

El temprano desarrollo de la educación popular colocó a la Argentina junto a las naciones de mayor alfabetización del mundo. El delantal blanco, como un paradigma de un ideal de igualdad o unidad, ha caracterizado siempre a la escuela pública, laica y gratuita cuyo gran impulsor fue Domingo Faustino Sarmiento y se concretó con la Ley 1420 de 1883.

Según la nueva ley de educación, sancionada el 15 de diciembre de 2006, la instrucción es obligatoria entre los 5 y los 18 años. Habiéndose implementado en los años 1990 distintos tipos de sistemas educativos como la Educación General Básica y Polimodal en la provincia de Buenos Aires o la educación secundaria en la Capital Federal, la nueva ley marca el retorno al sistema tradicional de primaria, secundaria y colegios técnicos.

En todos los niveles de enseñanza existen instituciones educativas públicas y privadas. El Estado garantiza la educación gratuita en todos ellos con excepción del postgrado universitario, cuya gratuidad está en discusión, pero ya se ha logrado en algunas facultades públicas.

Según el Censo de 2001 del INDEC, el porcentaje de alfabetismo asciende al 97,4% de la población, siendo uno de los más altos de América Latina. Sobre un total de 36,2 millones de habitantes, 11,1 millones (31%) cursaban estudios formales:

9.551.728 personas (entre 3 y 18 años) concurrían a jardines de infante, escuelas primarias o secundarias;
494.461 personas concurrían a establecimientos superiores no universitarios;
1.125.257 personas concurrían a establecimientos universitarios.

La universidad pública argentina está organizada según los principios de la Reforma Universitaria de 1918. Existen 38 universidades públicas nacionales en todo el territorio; Entre las más importantes se encuentran la Universidad de Buenos Aires (UBA) (la más grande del país con más de 300.000 alumnos, presente en el puesto 151-202 del ranking internacional 2007 de la universidad Jiaotong de Shanghai), la Universidad Nacional de Córdoba, la Universidad Nacional de Salta, la Universidad Nacional de La Plata, la Universidad Nacional de Rosario, la Universidad Nacional de Cuyo, la Universidad Nacional del Litoral y la Universidad Tecnológica Nacional.

Existen también 41 universidades privadas entre las que se destacan la Universidad Católica Argentina, la Universidad Austral (de la Prelatura del Opus Dei), la Universidad Argentina de la Empresa, la Universidad de San Andrés, la Universidad Kennedy, la Universidad de Belgrano, entre otras.

Gastronomía

La gastronomía argentina se destaca fundamentalmente por la carne vacuna y los vinos, así como por una amplia disposición de alimentos de todo tipo a precios relativamente bajos. Puede considerarse básicamente configurada sobre las culturas alimentarias de las civilizaciones precolombinas andinas y guaraníes y luego colonial, aunque la principal característica de la cocina argentina son los muy fuertes influjos de las gastronomías italiana y española.

La comida típica argentina es el asado o parrillada (carne y entrañas de vaca cocinadas a las brasas), además de las empanadas (especie de pasteles rellenos de carne y otros gustos), los tamales, la humita y el locro. Como en los países vecinos es muy habitual el consumo de un sándwich de chorizo, denominado choripán. La papa y la batata son alimentos ampliamente utilizados desde tiempos precolombinos. Las pastas, la pizza, y el puchero, también se han constituido en comidas típicas y cotidianas de la gastronomía argentina. La tradición italiana de los ñoquis del día 29 del mes forma parte de la cultura popular tanto en la Argentina como en Uruguay.

La producción y consumo de leche es muy importante, consumiéndose 252 litros por persona por año (2000), lo que representa un aumento del 152% en 25 años. De la existencia de grandes disponibilidades de leche se ha derivado un alto consumo de alimentos derivados como quesos (el país cuenta con 8 quesos propios) y dulce de leche, entre otros.

Entre los dulces, el alfajor es un producto ampliamente consumido y producido con múltiples variables regionales. Lo mismo sucede con los helados, en especial a los de tipo italiano, aunque ya desde el tiempo de la colonia española existía alguna afición, en ese entonces a los helados de tipo sorbete.

La bebida característica que Argentina comparte con otros países vecinos es una infusión precolombina de origen guaraní preparada con hojas de yerba mate (planta originaria de Sudamérica) llamada mate, que también puede ser preparada como un té siendo denominada en este caso mate cocido. La colonización española introdujo el consumo del café, que se ha hecho masivo, generalizándose desde los tiempos coloniales los cafés, como lugares de encuentro. Existe también un amplio consumo de té, ya sea de su variedad clásica introducida por influencia de la inmigración británica, como de hierbas digestivas de provenientes de antiguas tradiciones precolombinas como el boldo y la peperina. En menor medida existe la costumbre de consumir infusiones de chocolate también por influencia colonial.

Entre las bebidas alcohólicas se destaca el vino, del cual la Argentina es el quinto productor mundial, y que es producido principalmente en Mendoza y en otras provincias cordilleranas. Entre los vinos característicos del país se destaca el malbec.

El desayuno clásico es pan con manteca y dulce, acompañado de café, leche y eventualmente mate; este último suele reemplazar totalmente al desayuno. La cena suele realizarse relativamente tarde, luego de las 21.00. Existe la tradición de dedicar el almuerzo del domingo al asado o las pastas, en reuniones familiares o con amigos.

En los restaurantes comunes de casi toda Argentina suelen servirse (hasta la madrugada) comidas de preparación bastante rápida llamadas minutas. Algunos de los platos que integran el conjunto de las minutas son milanesas, churrascos, bifes (especialmente el llamado bife de chorizo), escalopes, papas fritas, tallarines, ravioles y ñoquis, aunque algunos son muy típicos de los lugares de ventas de comida: los "bifes a caballo", que constituye un ancho corte de carne con dos huevos fritos encima.

Deporte

El deporte nacional es el Juego de Pato. El mismo comenzó a practicarse en el país a principios del siglo XVII. En 1941 se fundó la Federación Argentina y en 1953, en razón de la historia, el arraigo popular y la tradición, fue declarado Deporte Nacional.

No obstante, el fútbol superó a todas las disciplinas en el gusto de los argentinos. Miembro de la FIFA, la Selección Argentina de Fútbol participó en catorce de las dieciocho fases finales de los Campeonatos Mundiales, logrando ser campeona dos veces, en 1978 en Argentina y en 1986 en México, además de llegar a ser subcampeona también dos veces en 1930 en Uruguay y en 1990 en Italia. También obtuvo la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de 2004 en Atenas y 14 campeonatos en la Copa América. El futbolista Diego Armando Maradona es considerado el máximo exponente en la historia de este deporte.

En boxeo la Argentina se ha destacado con más de 30 boxeadores que lograron títulos mundiales. Carlos Monzón, tal vez el más famoso, fue campeón mundial mediano entre 1970 y 1977. También alcanzaron a obtener en los Juegos Olímpicos 7 medallas de oro, 7 de plata y 10 de bronce.

El básquet tiene un rico pasado en el país: Argentina fue campeón mundial en 1950. Sin embargo en las décadas de 1960 y 1970 fue perdiendo importancia. Con la creación de la Liga Nacional en 1984, recuperó y ganó en popularidad. La irrupción de Emanuel Ginóbili en la NBA, y las grandes actuaciones de la Selección Argentina a nivel internacional, contribuyeron a un mayor seguimiento por parte del público. En 2002, la Selección dirigida por Rubén Magnano alcanzó la final del Campeonato Mundial en Indianápolis, el cuarto lugar en el Campeonato Mundial Japón 2006, y obtuvo la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de 2004 en Atenas, el título más importante de su historia.

El tenis también es un deporte popular en Argentina, desde la irrupción de Guillermo Vilas en la década de 1970 afianzado por los éxitos de Gabriela Sabatini en las décadas de 1980 y de 1990. Contemporáneamente algunos tenistas argentinos han tenido logros destacados como David Nalbandián que se consagró campeón del Masters 2005, Gastón Gaudio que fue campeón de Roland Garros en 2004, en una “final argentina” contra Guillermo Coria, y Paola Suárez que obtuvo medalla de plata en dobles femenino en los Juegos Olímpicos de 2004.

El hockey femenino también ha registrado importantes logros como la obtención la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de 2000, el Champions Trophy en 2001, el 10º Campeonato Mundial jugado en Perth en 2002, y la medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de 2004. Medalla de Bronce en el Mundial de Hockey Madrid 2006, y Medalla de Plata en la Champions Trophy Quilmes 2007.Destaca Luciana Aymar, considerada la mejor jugadora de hockey del mundo en la historia de este deporte.

El rugby en Argentina es amateur, con más de setenta mil cultores registrados. El seleccionado argentino conocido como Los Pumas, se encuentra entre los diez mejores equipos del mundo, y su mejor colocación fue el quinto puesto en el Campeonato Mundial de 1999.

El automovilismo también ocupa un lugar muy importante en las preferencias de los argentinos, siendo Juan Manuel Fangio el mayor deportista en este rubro, quien lograra en la década de 1950, cinco títulos mundiales de Formula 1.

Cultura


Argentina es un país eminentemente multicultural, marcado por grandes y diversas corrientes migratorias provenientes de todos los continentes y el intenso mestizaje entre ellas. En Buenos Aires existen alrededor de 100 cines y 90 teatros, con una cartelera de espectáculos sumamente abundante. Algo que también distingue a la capital argentina es la presentación de espectáculos o artistas de renombre internacional. Se encuentran entre otros los centro culturales como el Borges, el Recoleta o el San Martín. El Teatro Colón es uno de los tres teatros líricos más importantes del mundo. Otros importantes son el Teatro Nacional Cervantes o el Teatro General San Martín. Los museos más sobresalientes son el Museo Histórico Nacional de Argentina y el MALBA donde se hacen exposiciones de pintura y escultura. Son muy importantes también los museos paleontológicos de la Patagonia (Trelew, Plaza Huincul, etc.); las ruinas jesuíticas de San Ignacio, en Misiones; el Teatro Argentino de La Plata; la actividad cultural veraniega en Mar del Plata y Carlos Paz durante las vacaciones; y las fiestas y festivales populares como el festival del folclore en Cosquín (Córdoba y el Tantanakuy en Jujuy

El tango es un estilo musical y un baile difundido internacionalmente nacido en los arrabales porteños, ligado fuertemente con Argentina y Uruguay, pero sobre todo con Buenos Aires. En este género musical se destacan Carlos Gardel considerado como el Rey del Tango y el marplatense mundialmente reconocido Ástor Piazzolla con su versión del tango actual que tanta controversia crearía y que luego se consagraría como uno de los grandes compositores en la historia del tango.

El folclore argentino reúne las manifestaciones artísticas del interior de la Argentina. Han existido zonas en la cuales predominaba algún estilo (por ejemplo zambas, cuecas, chacareras, chamarritas, chamamés, malambo) aunque actualmente existe una difusión nacional de tales estilos. Atahualpa Yupanqui, Mercedes Sosa y Soledad Pastorutti se encuentran entre los exponentes más importantes de este género.

El rock argentino, estilo muy arraigado en las actuales generaciones, ha tenido un amplio desarrollo desde los años 1960 con importantes exponentes nacionales como Sandro, Charly García, Fito Páez, Andrés Calamaro, Luis Alberto Spinetta, Gustavo Santaolalla y grupos como Almendra, Los Gatos, Manal, Arco Iris, Pescado Rabioso, Serú Girán, Soda Stereo que alcanzaron a tener éxito en toda América Latina, Sumo, Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota (mejor conocido como "Los Redondos"), Los Fabulosos Cadillacs, entre otros numerosos conjuntos y solistas del panorama nacional.

Buenos Aires es el principal escenario de la música electrónica en América Latina, y es sede de importantes fiestas como la South American Music Conference o la Creamfields, que con su convocatoria de más de 60.000 personas, se convirtió en una de las más importantes del mundo. La ciudad tiene también su propio estilo de música electrónica: Djs como Hernán Cattáneo o Dj Dero son unos de sus principales cultores, y se han presentado en las fiesta más importantes de Europa y el Mundo. Otras ciudades con gran desarrollo en este estilo musical son la costera Mar del Plata y la cordillerana Bariloche.

El cine argentino históricamente es uno de los más desarrollados de América Latina. Los primeros largometrajes animados, mudos y sonoros, fueron realizados por Quirino Cristiani. La reconocida actriz Norma Aleandro fue protagonista de la película La Historia Oficial, de Luis Puenzo, que ganó un premio Oscar en 1986 como mejor filme extranjero Otras películas argentinas han sido nominadas a este premio. Ricardo Darín es otro de los actores consagrados internacionalmente, entre los directores de calidad se han destacado y se destacan: Leopoldo Torre Nilsson, Lucrecia Martel, Alejandro Agresti, Leonardo Fabio y Jorge Polaco.

Artistas argentinos de diferentes ramas se destacan en el ámbito internacional como Martha Argerich (pianista), Daniel Barenboim (pianista y director de orquesta), Marianela Núñez, Paloma Herrera, Julio Bocca, Maximiliano Guerra, Iñaki Urlezaga (bailarines), Lalo Schifrin, Jorge Calandrelli (compositores), el Gato Barbieri (saxofonista), Carlos Giraudo (director), Jorge Lavelli (director de teatro y ópera).

La literatura argentina también ocupa un lugar destacado, con exponentes de fines del siglo XIX y comienzos del XX como Roberto Arlt, Leopoldo Lugones, José Hernández (autor de Martín Fierro), José Mármol, Esteban Echeverría y Domingo Faustino Sarmiento; grandes autores clásicos del siglo pasado como Ernesto Sábato, Alfonsina Storni, Marco Denevi, Jorge Luis Borges, Julio Cortázar, Adolfo Bioy Casares, las hermanas Victoria y Silvina Ocampo, Alejandra Pizarnik, Manuel Puig, Juan José Saer, Juan Filloy, Olga Orozco, Osvaldo Soriano, Paola Kaufmann; y autores contemporáneos como Héctor Tizón, Juan José Sebrelli, Daniel Herrendorf y Carlos Gorostiza.

La pintura argentina encuentra a artistas como Antonio Berni, Raquel Forner, Leonor Fini, Juan Carlos Liberti, Tomás Maldonado, Antonio Seguí, Cándido López Fernando Fader, Xul Solar y Benito Quinquela Martín entre muchos otros. En la escultura se destacan Rogelio Irurtia, Lola Mora, Erminio Blotta, Pablo Curatella Manes, Lucio Fontana, Julio Eduardo Goya, Sesostris Di Tullio, Lucía Pacenza, Lea Radutzky, Julio Le Parc entre muchos otros.

La historieta argentina también tiene importantes representantes, de fama internacional siendo – al menos durante todo el siglo XX el Humor gráfico argentino uno de los más importantes representantes de tal tipo de humor en el mundo –: como es el caso de Quino, Caloi, Roberto Fontanarrosa, Alberto Breccia, Mordillo, Crist, Divito, Dante Quinterno, Horacio Altuna, Carlos Trillo, Héctor Germán Oesterheld, Francisco Solano López, Grondona White, Carlos Sampayo, Maitena, Mandrafina, Lucho Olivera, Robin Wood, Juan Giménez, Langer, etc., teniendo todos una importante trayectoria nacional e internacional.

También es de destacar la importante tradición de publicaciones de revistas de historietas que han sido muy importantes dentro del mundo de la historieta en castellano, como es el caso de la recientemente retomada Fierro (Fierro a fierro, historietas para sobrevivientes), Skorpio, las distintas ediciones de la Editorial Columba, Hora Cero, Superhum(r), etc. Entre las historietas formales se destacan las realizadas por Héctor Germán Oesterheld tales como El cuaderno rojo y El Eternauta.

 

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